Senga detalla el conflicto con Acerbrag, que despidió a 25 trabajadores. Dice que los empleados “tienen miedo”, y que a los empresarios “hay que rogarles”. El temor por el futuro.
“Es todo una cagada, y dependemos mucho de cómo siga el contexto nacional, porque si el sector de la industria metalúrgica no levanta, esto no continúa. Los dueños de la firma son extranjeros, y cuando los números no les dan, los trabajadores van a la calle”, dice a BuenosAires/12 Rubén Senga, secretario administrativo de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Bragado y director de Relaciones Institucionales de la municipalidad.
Semanas atrás, la UOM bragadense realizó un reclamo formal ante la Secretaría de Trabajo de la Nación, porque los afiliados que desarrollan tareas en la fábrica siderúrgica Acerbrag cobraban un 22 por ciento más por trabajar en cuatro turnos, pero la firma tomó una decisión que los puso en jaque. Acerbrag, que hasta el año pasado trabajaba incluso en Navidad y año nuevo y le pagaba un extra a los empleados para que sigan produciendo durante los días festivos, apareció “con la excusa de que están en crisis, y lo primero que hicieron con el sector de afiliados a la UOM fue pasarlos a tres turnos sin ese 22 por ciento de sueldo”, explica Senga a este medio.
Por ese motivo, el conflicto se desarrolló en el marco de la cartera laboral nacional, y la resolución “salió en favor de los trabajadores, ya que se trataba de un beneficio adquirido”, según Senga. Como la fábrica apeló, la situación aún se encuentra en ‘veremos’.
Sin embargo, la firma dio un paso más en su ajuste y la totalidad de los trabajadores pasaron a trabajar en tres turnos, por lo que no sólo le sacó el 22 por ciento a los empleados, sino que dejó un turno entero sin producir. Por ello, Acerbrag avisó hace un mes que echaría a 85 trabajadores. “Tuvimos muchas reuniones, y hubo mucho ‘tire y afloje’ para que no los echen”, cuenta Senga, y describe: “Imagínense lo que es para nuestro pueblo que echen a 85 personas, en Bragado somos apenas 40 mil habitantes, y lamentablemente dejar todas esas familias sin trabajo es arruinarnos por completo”.
La situación no es azarosa. Días atrás, la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) presentó el boletín de la actividad metalúrgica durante julio 2024, y según expuso el informe, ésta registró una contracción interanual del -11,7 por ciento, que al acumularse suma una contracción de -15,9 por ciento comparada contra los mismos meses del año anterior. Tomando diciembre como partida, la actividad acumula una caída del -7,4 por ciento.
Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la actividad de la industria pyme cayó 17,8 por ciento interanual en julio, y acumula una retracción del 18,6 por ciento en lo que va del año. Si se compara con junio, la producción también bajó 1,8 por ciento. CAME supo que el 19,3 por ciento de las pymes, o sea una de cada cinco, tuvo dificultades para pagar salarios.
Senga, que integra el gabinete municipal que encabeza el intendente peronista Sergio Barenghi, advierte que el Gobierno local “ayudó mucho para destrabar el conflicto”, ya que “la gestión se puso en contacto con la empresa” y logró que los despidos se redujeran de 85 a 25. “La municipalidad se puso al hombro la situación desde el primer momento, y lo agradecemos mucho, porque ellos dialogaron con la empresa para descomprimir esto”, retrata Senga.
A su vez, advierte que el gremio pidió a los responsables de la firma “que esperen un tiempo, y que no tomen semejante decisión, sino que esperen a que la cosa mejore y no que saquen a los empleados afuera de una”.
Sin embargo, en el último tiempo se sumaron 17 retiros voluntarios, que son los “despidos encubiertos”, según el secretario administrativo de la UOM Bragado. En la planta, en total, quedaron 40 trabajadores, “pero por lo menos no nos dolió tanto como si hubieran despedido a la totalidad de los trabajadores”, dice Senga, y agrega: “Mucho de esto se debe al parate de la obra pública”. Si bien Acerbrag no era un proveedor directo de la obra pública, sí lo era Acindar, que al no tener esa posibilidad de negocio, salió a buscar los mercados minoristas, que eran lo que abastecía Acerbag, por lo que su venta se fue desvaneciendo.
La caída
Explica Senga que “a todo esto, la fábrica siguió produciendo, pero las ventas bajaron mucho y se nota”. Tal es así que un mes atrás, Acerbrag decidió cerrar un fin de semana porque ya no había lugares para stockear, “cosa que no pasaba hace 30 años”, según el dirigente de UOM.
Senga advierte que Acerbrag cuenta con 560 operarios que están afiliados a la UOM, pero remarca que esto “no es como trabajar en la verdulería de un conocido que te da una mano porque conoce tu familia, acá si no dan los números, chau”. Bragado, además, vivenció inconvenientes con la fábrica Fiasa, que suspendió a 33 trabajadores por tres meses, quienes “volverían a trabajar recién en estos días”, según Senga, que asegura que “el problema es que ésta empresa hace trabajar a otras empresas más, entonces se repercute toda la cadena productiva”.
Remarca que lo de Acerbrag fue noticia porque siempre fue una empresa modelo, a la que todos quieren llegar. “En Bragado, para los que no estudiaron, la meta es trabajar en Acerbrag, porque sabían que si entraban y hacían las cosas bien, quedaban, porque laburo nunca iba a faltar, pero ahora está toda la gente asustada”, dice Senga.
La UOM de Bragado engloba 1000 afiliados, de los cuales la mitad trabaja en Acerbrag. Por eso el dirigente se lamenta: “Al ser una empresa siderúrgica, en paritarias estuvimos ocho meses atrasados. La gente tuvo el sueldo atrasado casi un año y ahora se le acomodó, pero al mes metieron 25 despidos, y eso genera un susto bárbaro”.
Él es secretario administrativo de UOM Bragado, y su padre, Daniel Senga, es secretario general. Dice que hablan constantemente con los trabajadores, y señala que éstos “tienen un miedo bárbaro”, porque “hay una bajada de línea de la empresa para que ellos no se metan al gremio, siempre trataron de ridicularizarnos”. La misma situación fue denunciada por los trabajadores de Aerolíneas Argentinas, que denunciaron a BuenosAires/12 que la empresa “busca la atomización sindical”.