Mauricio Tomasino dedicó un extenso posteo de mostrar sus puntos de vista sobre la crisis de la obra social IOMA, que decidió rescindir su contrato con FEMEBA, dejando librados a su suerte a los afiliados.
“En 19 municipios de la Provincia de Buenos Aires, IOMA se ha encargado de darle el golpe de gracia a la idea de que la salud es un derecho de todos. El Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), responsable de brindar cobertura a más de dos millones de bonaerenses, ha decidido que el mejor tratamiento para estos 19 municipios es la indiferencia” comienza diciendo el edil de UxB.
“No solo es sorpresiva, aunque tal vez no tanto, la decisión sino también el grado de improvisación con el que se tomó una medida de semejante magnitud, porque más allá del paupérrimo rendimiento de la obra social en las últimas décadas, ni siquiera se previó un esquema de transición o de contingencia pensando en cómo darle alguna cobertura -aunque sea mínima o provisoria- a todos los afectados mientras terminan de pulirse los detalles para un gran anuncio” agrega.
Para Tomasino esta grave situación tiene implicancias políticas, por según entiendo, jefes comunales como el de Bragado no muestran reacción.
“¿Cómo ocurrió esto? De la mano de un aliado inesperado: la inacción de muchos de los intendentes, esos “guardianes del bienestar local” que prefieren mirar hacia otro lado mientras sus vecinos caen en el abismo de la precarización sanitaria”.
“Y aquí es donde la ironía se vuelve amarga. Se supone que Sergio Barenghi es el principal defensor de los intereses de su comunidad. Pero parece que ha adoptado una postura de absoluta pasividad, como si la crisis sanitaria no fuera un problema suyo. Gestionar o liderar un reclamo a la provincia, o presionar para que se restauren los servicios, requeriría de un esfuerzo que parece estar fuera de sus prioridades” sostiene.
Y además Tomasino se muestra preocupado por los vecinos que están en medio de esta crisis. “Esta extraña y peligrosa clasificación de ciudadanos -como si los hubiera de primera, segundo o tercera- ya fue declarada por Barenghi a comienzo de año cuando dijo abiertamente que el Hospital Municipal limitaría, exponencialmente, la atención de obras sociales, debiendo cada vecino que tuviera obra social o prepaga, arreglárselas por sus propios medios. Tal vez era el preludio de lo que hoy expresa su inacción actual y lo que fielmente comulga”.
Ya sobre el final el concejal lo declara abiertamente… “Y lo más triste es que esto no es solo un problema sanitario, sino político. Es la demostración más cruda de que la salud ya no es un derecho en este ni los demás municipios; es una mercancía. Y en este mercado de la desidia, los intendentes han decidido ser meros espectadores, mientras sus ciudadanos pagan con su salud el precio de la incompetencia”.