El testimonio de Claudia Montes, una conductora que decidió dejar de pagar el peaje para exponer el estado de la calzada y sus alrededores. Su caso se volvió viral y expuso un grave peligro para la seguridad vial.
“¿Cómo voy a pagar por un servicio que no me dan? Viajo todas las semanas por esta ruta. Ya les he pagado durante 20 años una fortuna; la ruta debería estar impecable. No están haciendo lo que tienen que hacer para cobrar lo que están cobrando”, declaró Claudia Montes en el video que se viralizó y desató una ola de indignación entre los usuarios de la Ruta Nacional 5. “El otro día tuve que avisar yo de un cráter que había en el kilómetro 143. Estamos pagando un peaje hacia la muerte”, describió en su relato.
Las palabras de Montes, vecina de Chivilcoy y usuaria frecuente de esta arteria vial, fueron registradas por el programa GPS, conducido por Rolando Graña en A24. Sucede que la Ruta Nacional 5, que conecta Buenos Aires con La Pampa, se convirtió en sinónimo de peligro y abandono, con tramos donde los pastizales y las roturas que parecen cráteres dominan el paisaje y tapan hasta los carteles de señalización, poniendo en riesgo la vida de quienes la transitan.
Montes, quien recorre semanalmente el trayecto entre Chivilcoy y la Ciudad de Buenos Aires por razones laborales, relata haber observado el progresivo deterioro de la ruta en los últimos años. Desde 2023 empezó a aumentar sus reclamos de manera escrita como online a Corredores Viales hasta que un día decidió negarse a pagar el peaje del tramo Olivera, cuyo costo asciende a 1.300 pesos, y viralizó su protesta. “Dejaron de cortar el pasto, no reponen luminarias y los pozos en el asfalto son un riesgo constante. Si no brindan el servicio, no deberían cobrarlo”, afirmó Montes en diálogo con Buenos Aires/12.
El contexto político actual agravó la situación. Desde su asunción en diciembre de 2023 y a lo largo del 2024, el gobierno de Javier Milei adoptó una política de “gasto cero” en obra pública, lo que implicó recortes masivos en proyectos de infraestructura. Según el Ministerio de Infraestructura bonaerense, unas 2.308 obras quedaron paralizadas en todo el país, incluyendo casi 1.000 en la provincia de Buenos Aires. “Con respecto a las rutas, el gobierno nacional no hizo nada de nada”, aseguraron.
A partir del episodio que se hizo público, la automovilista ganó una batalla. Dejaron de cobrar en el peaje de Olivera y ya no tuvo más diálogo con los empleados del lugar. “Los empleados y supervisores de Corredores Viales en general muestran empatía con nuestros reclamos. Y con seguridad si lograríamos que se restablezcan los servicios ellos trabajarían también en mejores condiciones”, comentó.
La Ruta Nacional 5, concesionada a Corredores Viales S.A., está en completo abandono en los más de 500 kilómetros que la componen. Apenas 43 kilómetros cuentan con autovía (entre Luján y Mercedes), mientras que el resto es un camino angosto de doble mano, con pastizales que superan los dos metros y obstruyen la visión. El mantenimiento está reducido a un mínimo de trabajadores intentan cortar los pastizales de decenas de kilómetros, una tarea prácticamente imposible.
“La adhesión que tuvo mi proceder entre los usuarios es del 100 por ciento y muchos han comenzado a demorarse unos minutos en los peajes y bajar a hacer el reclamo por escrito. Es lo que necesitamos para que Corredores Viales tome la situación con seriedad y responsabilidad”, insistió Montes.
El peligro constante
El abandono no solo afecta a los automovilistas, sino también a la economía: la Ruta 5 es clave para el transporte de productos agrícolas, ya que por ella pasan 7 millones de toneladas de productos de la industria agraria por año. Cerca del 30 por ciento de los vehículos que circulan son camiones, y muchas de las balanzas de control han sido desmanteladas, lo que permite que circulen con sobrepeso, agravando el deterioro de la calzada.
Además, los pastizales y la fauna silvestre que invade el camino por la falta de mantenimiento incrementaron el riesgo de accidentes. En noviembre de 2024, una mujer de 31 años falleció tras un choque fatal frontal, mientras que en los primeros días del corriente enero unos motociclistas se salvaron de milagro tras un siniestro con un camión.
Montes recuerda haber asistido a heridos en siniestros viales, incluyendo un caso en 2006 que involucró a niños con heridas graves. “Son imágenes que uno no olvida más. Hay vidas en juego”, reveló y agregó: “También han perdido la vida gente conocida de mi ciudad y ciudades aledañas como Bragado, Alberti y Suipacha. Gracias a Dios, en 30 años no tuve ningún siniestro propio, y viajo semanalmente. Claro está que hay también una responsabilidad de los conductores, pero si contáramos con autovía al menos se evitarían los choques frontales”.