“Tiene que haber más mujeres ambulancieras” NOTA DEL DIARIO PAGINA 12
No esperaba ser seleccionada porque en la lista “había hombres”. Su nueva función y la experiencia en los caminos rurales.
“Para mí no existe eso de que las mujeres tengan que estar en la casa, cosiendo o detrás de un escritorio. Si te gusta otra cosa la podés hacer. Me siento muy contenta porque es un trabajo nuevo, y en un pueblito súper chico como Irala no hay muchas oportunidades laborales para las mujeres”, dice a BuenosAires/12 Silvina Ferrero, que se convirtió en la primera ambulanciera del sistema sanitario del municipio bonaerense de Bragado.
El pasado 15 de abril, la bragadense de 33 años comenzó a desempeñar sus funciones como conductora de ambulancia y le dice a este diario: “Me alegró mucho porque nunca imaginé que me dieran el puesto, había hombres postulados y entonces pensé que le tocaría a ellos. Es una mezcla de felicidad y responsabilidad lo que siento”.
“Para la mujer no hay casi nada. Al lado de Irala está el pueblo O’Brien, que tiene fábricas, entonces las mujeres trabajan en lo textil, pero acá no“, explica Ferrero. “No hay muchas oportunidades, algunas mujeres cosen en las casas porque se lo encargan de pueblos cercanos”, agrega la flamante ambulanciera que admite que “no tenía fe” a la hora de inscribirse como postulante, pero que “las chicas de la municipalidad incentivaron a que me anote, porque total no perdía nada”.
Bragado es un municipio de 44 mil habitantes, que está compuesto por localidades rurales como O´Brien, Mechita, Olascoaga, Comodoro Py, Warnes, La Limpia, Máximo Fernández, Asamblea e Irala, un paraje de apenas 500 habitantes, donde Ferrero desarrolla su nueva labor. Ella explica que “no hay oportunidades de trabajo para las mujeres porque Irala es un pueblo muy chico”, y su principal movimiento es la actividad agropecuaria, que “es para el hombre”, según detalla la flamante ambulanciera.
Irala es un pueblo que no tiene accesos de asfalto, por lo que sus calles son sólo de tierra. Si bien Ferrero cuenta que “hasta ahora estuvo todo muy tranquilo”, resalta que los primeros días se tornaron difíciles por la cantidad de lluvia que cayó. “Tuve que salir a buscar a un enfermero a la ruta 46 y estuvo complicado, pero gracias a que tenemos una unidad 4×4 pudimos salir igual”, agrega la ambulanciera, que detalla que también trasladó a una paciente sin riesgo.
A pesar de que el pueblo es tranquilo y el poco movimiento reduce en un enorme porcentaje las probabilidades de accidentes graves, la posibilidad de que algo complejo ocurra siempre está latente. Ferrero, al respecto, indica: “Estoy tratando de asimilarlo y entender que puede pasar, porque nunca estuve en situaciones límites. Pero tengo que estar tranquila y saber actuar, ya que en esos momentos los demás son los que están nerviosos”.
“Tengo que estar tranquila y hacer lo que sé y lo que voy a seguir aprendiendo mediante las capacitaciones”, dice la ambulanciera, que en los próximos días tomará un curso de inmovilización, junto a los enfermeros de la zona y Leo, el otro ambulanciero, que está desde hace dos años y fue el que trasladó su experiencia a Silvina. “Me enseñó el manejo de la ambulancia y cada función que puede cumplir”, detalla la bragadense, que cuenta que la unidad que ella maneja cuenta con tubos de oxígeno, una camilla que también tiene respaldo de madera para ocasiones especiales, un desfibrilador, botiquín de primeros auxilios con medicamentos y demás herramientas.
Irala está a 20 kilómetros de O’Brien, que es un pueblo más grande donde “viven los doctores”, por lo que los traslados son siempre a ese lugar, más allá de que Ferrero y sus colegas deban que realizar primeros auxilios o no. Ferrero conoce al detalle las zonas que transita porque nació en O’Brien. Cuenta que de chica tuvo “una infancia re linda”, ya que su padre tenía una quinta en las afueras de la ciudad, y recuerda emocionada el hecho de “estar junto a los animales y jugar al aire libre”.
Antes de ser seleccionada como ambulanciera, Ferrero no era empleada municipal. Se desempeñaba como ama de casa en su hogar, en el campo, donde criaba cerdos, caballos y ganado. “Soy re bichera, me encantan esas tareas, y es lo que más extraño cuando estoy durante la semana de guardia”, dice a BuenosAires/12. Ella, por su vida rural, siempre condujo tractores y camionetas, motivo por el cual conoce qué hacer cuando el camino patina y los vehículos se encajan.
Para confirmarle su nueva labor, la directora de Salud Marina Romiglia se contactó por teléfono, pero la presentación se imposibilitó por una lluvia que ese día impidió desarrollar las actividades con normalidad. Recién está semana pudo ir el intendente Sergio Barenghi junto a Leandro Thagón, el delegado de O´Brien. Ferrero cuenta que el intendente “pidió compromiso, brindó su apoyo y advirtió que ante cualquier problema que surja contemos con él”.
Al ser consultada sobre la barrera que rompió al convertirse en la primer ambulanciera del distrito, Ferrero reflexiona: “Le diría a todas las mujeres que se animen a hacer lo que tengan ganas, porque capacitándonos podemos hacer las mismas cosas que los hombres”. “Para eso es importante el Estado municipal, que siempre que brinde apoyo y herramientas para estar a la altura es muy productivo”.
“Si a alguien le gusta se tiene que postular, porque si yo pude, tiene que haber más mujeres ambulancieras“, sentencia.